La cocina mediterránea es mucho más que un estilo culinario. Es un modo de vida que celebra la frescura de los ingredientes, el valor de la tradición y la alegría de compartir alrededor de una mesa. Reconocida en todo el mundo como una de las gastronomías más saludables y sabrosas, combina sencillez y sofisticación en cada bocado. Marbella, como ciudad bañada por el Mediterráneo, es el escenario perfecto para descubrirla en toda su esencia.
La cocina mediterránea reúne los sabores y costumbres de los países que rodean este mar: España, Italia, Grecia, Turquía o el sur de Francia. Cada uno aporta sus matices, pero todos comparten un mismo principio: aprovechar lo mejor de la tierra y del mar con técnicas simples que respetan la pureza de los ingredientes.
Más que una forma de cocinar, se trata de una filosofía que reivindica la importancia de comer bien, de manera equilibrada y en compañía. No es casualidad que se considere una de las gastronomías más completas del planeta: combina placer, salud y cultura.
El origen de esta tradición se remonta a miles de años. Los griegos y romanos sentaron las bases con el cultivo de trigo, olivo y vid, tres pilares que aún hoy siguen siendo la esencia de la despensa mediterránea: pan, aceite y vino.
Con el tiempo, otras culturas dejaron huella. Los árabes introdujeron el uso de especias, cítricos y técnicas de conservación. De Oriente llegaron productos como el arroz y la berenjena. Este intercambio constante convirtió a la cocina mediterránea en un mosaico de influencias que enriqueció su diversidad.
A día de hoy, esta herencia se mantiene viva. Cada plato cuenta una historia de civilizaciones, comercio y tradición, transmitida de generación en generación.
La gastronomía mediterránea se distingue por su naturalidad y su capacidad de ensalzar los ingredientes sin ocultarlos. Entre sus características más reconocibles destacan:
En definitiva, la cocina mediterránea combina equilibrio nutricional y una fuerte dimensión social, donde comer es mucho más que alimentarse: es disfrutar de la vida.
No es casualidad que la dieta mediterránea haya sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Numerosos estudios avalan sus beneficios para la salud, entre los que destacan:
Más allá de los aspectos médicos, la dieta mediterránea es beneficiosa porque transmite una forma de relacionarse con la comida basada en la moderación, la celebración y el disfrute compartido.
La despensa mediterránea es un tesoro que se reconoce al primer vistazo. Entre sus ingredientes más representativos se encuentran:
Cada uno de estos ingredientes habla de cercanía, de productos de la tierra y del mar que hacen de esta cocina algo único.
Marbella, por su ubicación privilegiada, vive y respira la esencia mediterránea. Aquí la gastronomía no solo se disfruta en la mesa, también forma parte de la identidad de la ciudad. Entre sus restaurantes, Frou Frou destaca como un homenaje contemporáneo a esta tradición.
Ubicado en Puerto Banús, Frou Frou captura la luz y la vitalidad del Mediterráneo en cada detalle. Su carta reinterpreta platos frescos y ligeros con un estilo actual, siempre fiel a los sabores de la región. Es un lugar pensado para compartir, para detenerse y para vivir la hospitalidad mediterránea en su máxima expresión.
En Frou Frou, la cocina se convierte en una experiencia sensorial y cultural: desde el primer bocado hasta la atmósfera que rodea la mesa, todo invita a disfrutar sin prisas. Es, sin duda, una de las mejores formas de descubrir lo que significa realmente la cocina mediterránea en Marbella.